ORÍGENES

SALA N° 1

ORÍGENES

Nos trasladamos  con la imaginación a Europa  de finales del siglo XIX o principios del siglo XX.  De allí provenían nuestros primeros inmigrantes.

Eran un grupo de colonos independientes que provenían de Kamenetz, Podolia, una Zona de Residencia que pertenecía por aquel entonces a Rusia. Asolados por los pogroms y persecuciones  de la era Zarista, llegaron a Argentina en el vapor Weser el 14 de Agosto de 1889. Siendo 136 familias, 824 almas.

Si bien al principio la inmigración que formó el pueblo ha sido netamente judía, se sumaron a ellos otras familias de inmigrantes italianos que se asentaron en la zona y posteriormente en las décadas del 30 y el 40 hubo también inmigración no judía de Polonia y Ucrania como así también la inmigración golondrina que provenía del norte del país y que parte de ella se asentó aquí. Todos ellos ayudaron a conformar lo que fue y es Moisés Ville.

¿En qué vinieron los primeros inmigrantes?

En efecto, aquellos primeros valientes y buscadores de nuevos horizontes, llegaron en barco,  atravesando el Océano Atlántico, pero previamente debieron “ganar la frontera”, viajar en tren de carga que transportaba obreros y luego de muchas dificultades y penurias arriban al puerto de Bremen donde embarcaron, con ayuda solidaria de sus compatriotas y de las comunidades que atravesaban. No llegaron al país en un barco argentino sino alemán, cuyos pasajes fueron abonados por la comunidad de Bremen. Los primeros en llegar lo hacen indocumentados. 

Por aquel entonces el gobierno argentino con la ley de inmigración promulgada en 1876 abre las puertas a la inmigración agrícola. Promociona sus tierras a través de oficinas (de inmigración y venta de tierras) que instala en distintos países europeos, con el objetivo de poblar su territorio.

Desde la Constitución Nacional, la idea básica era: “Gobernar es poblar”. La generación del 80  propuso un modelo de país:  “Argentina  granero del mundo”.

La Ley  de Inmigración (Avellaneda 1876) y el decreto promulgado por Julio Argentino Roca (1881) designado a Bustos, por su iniciativa, para buscar inmigrantes rusos que quieran asentarse en estas tierras, llevó al grupo de los podoliers a enviar delegados a París. Estos  recibieron ayuda de la Aliance Israelite  Universelle para adquirir tierras. A través de un delegado argentino el Sr. Franck, compran tierras que pertenecían a Rafael Hernández en Colonia Nueva Plata, provincia de Buenos Aires.

Luego de muchas vicisitudes en el camino, de no permitírseles desembarcar hasta tres días más tarde, debiendo hacerlo el día Sábado, que bien es sabido para quienes son practicantes de la religión judía es día sagrado, representando para este grupo una profanación ya que en su totalidad eran ortodoxos. El horror del hotel de inmigrantes, la falta de idioma común en un país desconocido y sin las tierras que habían comprado, ya sea porque el dueño en el ínterin se arrepintió del trato, por el incremento que había sufrido el precio de la tierra, o porque ya la había vendido; reciben la providencial ayuda de un pequeño grupo de residentes judíos de Buenos Aires. Ellos logran contactarlos con el terrateniente Pedro Palacios, dueño de grandes extensiones de tierras en la provincia de Santa Fe. Es el Gobierno argentino, quien les restituye lo abonado por las tierras adquiridas en Europa.

¿por qué vinieron?

A lo largo de los años los diferentes grupos migratorios fueron atraídos por variadas causas. El grupo inicial, que arribó en 1889, cuenta con relatos orales y escritos que dan testimonio de persecuciones, los Pogroms en Rusia, leyes restrictivas, el achicamiento de la Zona de Residencia, el servicio militar obligatorio que desmembraba familias e identidades imponiendo el alistamiento de niños de ocho años, sirviendo por 25 años ininterrumpidos sin libertad de volver a sus hogares en ese lapso de tiempo.

Un Número Clausus, establecido en 1887 limitaba el número de estudiantes universitarios.  Las leyes de Mayo de 1882 separaron a los judíos de la tierra. Todos estos motivos, entre otros,  fueron motor de búsqueda de nuevos rumbos y aires de libertad y progreso.

En la década de 1930 al asumir Hitler el poder la discriminación, las persecuciones, restricciones y marginaciones, llevan a mucha gente a buscar nuevos rumbos. Las leyes de Nüremberg, la Noche de los Cristales Rotos, los campos de concentración, aceleran la necesidad de emigrar.  

La Empresa Colonizadora del Barón Mauricio de Hirsch facilitó en parte los trámites migratorios extendiendo certificados a nombre de obreros agrícolas, previa capacitación en una escuela granja en las inmediaciones de Berlín. De esta manera llegaron a Argentina contingentes de judíos alemanes que se establecieron en las colonias de la Empresa Colonizadora Jewish Colonization  Association. (J.C.A.).

Ejemplos de documentación que resguarda el museo son pedido de auxilio enviado en sobre sellado con sello de censura, pasaporte con la letra J, que indica su origen judío, o en el año 1939 con el agregado como segundo nombre Israel al hombre y Sara a la mujer, entre otros.

En una de las vitrinas de la primer sala, podemos observar un billete original que perteneció al Campo Modelo de Concentración de Threisenstradt, donde se recibía con música clásica a los visitantes integrantes de la Cruz Roja Internacional, a quienes se invitaba a recorrer el campo y visitar los bares para ver “lo bien que vivían los prisioneros”. Estos debían participar, la orquesta tocaba, sentándose a tomar y pagando con dinero. Pero si alguno de ellos se atrevía a probar algún alimento era eliminado apenas se iban los visitantes.

¿Cómo vivían en sus lugares de origen?

Pocas fotos poseemos de esta primera corriente migratoria (de sus lugares de origen), eran muy religiosos y fotografiarse significaba crear imágenes, prohibidas por la religión y por otro lado eran muy pobres. Llegaron indocumentados. Posteriormente aquellos que poseían pasaporte traían su card the visit (pequeña fotografía) pero muchos habían abandonado sorpresivamente su país huyendo de las persecuciones o del servicio militar obligatorio.

Los que vinieron de Europa Central, especialmente de Alemania, trajeron muchas fotografías. Ellas nos ilustran sobre la vida familiar, económica y social; sus casas y vestimentas, sus viajes, vacaciones y ocupaciones. Su participación en la vida política del país y su lealtad se ve reflejada en la Cruz de Malta, otorgada a un soldado por su participación y valor en la Primera Guerra Mundial, por el mismo país, que al asumir Hitler el poder los persiguió, degradó y redujo a condiciones infrahumanas.

¿Quién o quiénes los guiaban?

Entre el grupo de colonos independientes se destaca la figura de un gran jefe espiritual, el Rabino Aarón Halevi Goldman, primer Rabino, Matarife y circuncidador (Mohel) en la República Argentina; pero también el primer hebraísta. Mantenía correspondencia con los grandes sabios y talmudistas de la época que fue luego recopilada por sus nietos, en un libro denominado “Responsa”. La figura del Rabino Goldman da nombre al Museo. 

Fue el Rabino Goldman quien en nombre de la incipiente población dio nombre a la localidad, al requerimiento del Dr. Pedro Palacios, dueño anterior de las tierras: la  llamaremos Kiriat Moshé, que Horovich, tradujo al francés como Moisés Ville (no hablaba castellano), pero sí francés, y que el Rabino explicó: Así como el Moisés Bíblico había salvado a los judíos de Egipto y los habían llevado  a la tierra prometida, así ellos al abandonar la Rusia Zarista habían arribado a la Argentina, tierra de paz y promisión.

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